Ciudad de México, México, 11 de mayo del 2018.- El árbol llamado capomo, que fue pieza fundamental en la alimentación de los mayas, como el ave fénix, en la segunda década del siglo XXI, resurge con fuerza e inicia a mitigar el hambre y los males del cuerpo y el espíritu de los mexicanos.
El también llamado ramón u ojoche, es catalogado por quienes conocen sus propiedades como una planta maravillosa debido a que cada uno de sus componentes tiene una utilidad: de los frutos se pueden generar alimentos como harina, que algunos indígenas de Chiapas utilizan para hacer tortillas cuando la cosecha de maíz no es buena.
De igual manera al tostarlo y molerlo se da vida a una bebida conocida como anti-café, la cual ayuda a reponer y relajar el cuerpo y está libre de cafeína. Su follaje puede ser comido como espinacas, su savia es nutritiva y la madera es ideal para la elaboración de muebles.
Este árbol, aseguran expertos en medicina, incluso ha sido incorporado en tratamientos para la recuperación de las adicciones debido a la propiedad que tiene de aumentar la producción de serotonina en el cuerpo –la molécula de la felicidad–. También se aprovecha para la desintoxicación, así como para aumentar nutrientes y flujo de leche en mujeres durante la lactancia.
«La semilla de capomo proporciona niveles significativos de todos los aminoácidos esenciales», indica la doctora Leslie Korn, investigadora especializada en Medicina Complementaria y Alternativa, egresada de la Universidad de Harvard.
Asegura la científica que entre los elementos que aporta al cuerpo humano destaca la metionina, que contribuye a procesar las grasas y toxinas del hígado y, de igual manera, el triptófano que es un relajante y energizante que ayuda a elevar el estado de ánimo.
Pese a sus grandes beneficios, con el tiempo se ha perdido esa sabiduría y muy pocos son los que lo conocen, por lo que actualmente está en peligro de extinción al ser utilizado de manera inadecuada, en algunos sitios sólo se aprovecha su madera o se usa como alimento para ganado.
Es por esa razón que han surgido varias iniciativas que buscan preservarlo. La Universidad de Yucatán realizó un mapeo para saber dónde se localizan los árboles y darles un buen manejo, porque además es clave para la preservación y recuperación del ecosistema debido a que captura grandes cantidades de CO2 (carbono).
Por su composición concentra y atrae aguas pluviales, que, con ayuda de sus raíces profundas, permite regresar líquido a los mantos acuíferos, así como oxigenar el subsuelo.