El cambio climático hizo a la víbora de cascabel arbórea en el semidesierto y es más peligrosa para humanos

La Paz, Baja California Sur.- Las serpientes de cascabel ahora son más peligrosas para las personas, ya que el 40 % de mordeduras son de esta especie, aunado a que por el cambio climático se hicieron arbóreas en el semidesierto del noroeste, por lo que científicos del CONACyT buscan antivenenos más efectivos.

De acuerdo con la información que dio a conocer el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), las temperaturas del noroeste aumentaron en los últimos años y las serpientes de cascabel (Crotalus), ya trepan a los árboles y arbustos para soportar el calor.

Así lanzan su hipótesis los científicos del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR),  según la información de Joel Cosío, del CONACyT, al apuntar que la peligrosidad de estos animales para el sur humano aumento.

ATACAN ARRIBA

Precisan que antes reptaban por el suelo, pero debido a que el suelo ya aumentó su temperatura, ahora reptan por matorrales xerófilos, plantas características del semidesierto de la Península de Baja California.

Al moverse por encima de las plantas y convertirse en arbóreas, su peligrosidad aumentó, toda vez que  antes mordían a los humanos en los pies y piernas, pero ahora podrían atacar a la altura del torso y cara, lo que favorecería la propagación del veneno en órganos vitales.

Aunque los humanos no son las presas naturales de la cascabel ni atacan personas a menos que sean alteradas, su veneno es muy potente, señala el doctor Gustavo Alberto Arnaud Franco, investigador del CIBNOR, del Programa de Conservación Ambiental y Planeación del CONACyT.

LOS ANTIVENENOS

El investigador de la línea estratégica de biodiversidad detalló que investigan elementos relacionados con la conservación de las serpientes de cascabel, mientras realizan investigaciones de los diferentes tipos de veneno que producen.

Con los resultados buscarán desarrollar antivenenos más efectivos y medicamentos más efectivos, por ejemplo, contra el cáncer, además procurarán aplicar estrategias y políticas públicas para proteger a las especies de serpientes de cascabel de la región.

Por su parte, el doctor Amaury Cordero Tapia, explicó que investigan tres diferentes factores o tipos de veneno: neurales, hemolíticos y necróticos, los cuales pueden provocar coagulopatías (sangrado intenso y prolongado después del ataque al fallar la coagulación).

También ocasionan daño en la piel y neurotoxicidad (daño al cerebro o al sistema nervioso periférico causado por la exposición a las substancias tóxicas naturales).

«Cada una de las víboras de cascabel, aunque sean de la misma especie, puede tener un veneno diferente, en el que influyen factores como época del año, ubicación geográfica, dieta alimentaria ydisponibilidad de agua», explicó.

MÁS PELIGROSAS

Por lo pronto los investigadores ya analizan el veneno de cuatro serpientes de la península de Baja California e islas del golfo de California y Pacífico mexicano: Crotalus catalinensis, Crotalus enyo y Crotalus ruber —que es la serpiente más común en la región—, así como Crotalus mitchellii, las dos primeros catalogadas como los más potentes porque las víboras son cazadoras de talla más pequeña.

Aunque su principal presa son los ratones, en seres humanos el veneno puede desencadenar diferentes causas de muerte: hemólisis (fenómeno de la desintegración de los eritrocitos, (glóbulos rojos o hematíes), paro cardiaco respiratorio, deficiencia renal o falla orgánica múltiple, dijo Cordero Tapia.

LOS ATACADOS

En Baja California Sur, anualmente son documentados alrededor de diez casos de ataques de cascabel, pero cita la Secretaría de Salud que la cifra puede ser más alta, aunque como ocurren en regiones apartadas, no se reportan.

El tiempo de traslado de los pacientes —sin recibir atención médica— desde las comunidades rurales hasta los hospitales más cercanos y la falta de antivenenos específicos dificultan el tratamiento médico.

Por lo pronto buscan conocer el tipo tóxico predominante de veneno, lo que disminuiría el tiempo y dosis por la especificidad del tratamiento «tenemos reportes de que se aplican más de cien ampolletas por persona picada (envenenada), esto por ser un tratamiento a reacción».

«Es decir, hasta que el efecto del veneno disminuye se empiezan a espaciar las aplicaciones de las dosis, entonces, si caracterizamos (perfilar su composición química) los tipos de venenos, controlaremos el daño causado por éste con una o dos dosis de antiveneno», señaló Arnaud Franco.

Los investigadores tienen altas expectativas de encontrar compuestos con otros usos potenciales  biotecnológicos, pero están en la primera etapa del proyecto de investigación básica y esperan resultados concretos al mediano y largo plazo, informa el CONACyT.

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